Jaén liquida al campeón de Europa y volverá a pelear por el título cinco años después (3-2)
El Jaén Paraíso Interior se retrotrajo en el tiempo para vivir una de las épocas más felices de su historia, cuando arribó a tres finales consecutivas de la Copa de S. M. el Rey (2018-2020). Desde entonces, a pesar de estar muy presente en varias Final Four, han tenido que pasar cinco años para revivir esa vieja costumbre. Debió frenar la artillería del Illes Balears Palma Futsal para darse un baño de gloria y, a la vez, otro de alivio, pues no encontrará al Barça como último escollo, su verdugo en ese trienio fatídico. Quizá esta vez sea distinto.

El ritmo no tuvo nada que ver con la primera semifinal, debido, posiblemente, a que ambos son los clubes que más finales han disputado en la última década más allá de Barça, ElPozo Murcia Costa Cálida y Movistar Inter. Nueve hasta antes de concluir el el duelo. Saben cómo jugar este tipo de encuentros.

Todo se desencadenó en el cuarto minuto, cuando Dani Zurdo corrió y corrió y asistió al segundo palo y Mati Rosa remachó para el primer gol. Por delante en el marcador y con una batalla física de por medio era el caldo de cultivo que más motivaba a los jiennenses: es un escenario idóneo para saber competir. El Palma tuvo que activar el modo avasallador para marcar territorio. Son muchos los que probaron suerte, así que tendrán que disculpar que no los pongamos todos. Eso sí, el hombre que se repetía era Espíndola, constantemente. "Alabado sea", debieron pensar desde la esquina amarilla del pabellón. El Jaén las estaba pasando canutas.

Por momentos, parecía que a los andaluces les entusiasmaba la idea de la ruleta rusa, como si supiera que su rival tiene todas las de perder porque el revólver está trucado. A poco que se estirazaban, los de Dani Rodríguez convertían una gota de agua en un lago, todo lo contrario que el equipo balear, con una sed tremenda que sólo calmó el empate de Ernesto a falta de 10 minutos por jugar —un instante antes había estrellado una pelota en la cruceta—, así que se hizo borrón y cuenta nueva. A continuación, Dani Zurdo provocó la quinta falta con mucho tiempo pendiente y aquello les dio respiro. No hubo sexta porque las aguas se serenaron a consecuencia de ese preciso contexto. Hasta que en el último minuto del primer acto, la expulsión de João Salla —previa revisión tecnológica— las volvieron a avivar. En esos 65 segundos no hubo novedades, aunque la inferioridad seguiría tras el descanso.
Un derechazo de Rivillos situaba a Palma por delante en el marcador (21') pero un minuto más tarde Sanz volvía a establecer la igualada
En la reanudación, el Palma estuvo rumiando la circulación hasta que Rivillos redireccionó un disparo fuerte y ajustado al palo derecho de Espíndola. La remontada se consumó (1-2). Poco tardó en nivelarse de nuevo. En cuanto los jiennenses recuperaron el quinto hombre, al minuto, un rebote benefició a Sanz, que no dudó en embocarla. Había 18 minutos por disputar y una vez más alguien pulsaba el botón de restart, con la tendencia claramente volcada hacia la portería de Luan: Dani Zurdo, Alan Brandi y Míchel empezaron a imaginar y, cuando el astro argentino, comienza a danzar, hay pocos escenarios que se le resistan.

El caos, eso sí, se turnaba de lado cada pocos momentos. El Palma entendía el juego como un ejercicio de responsabilidad, sin desperdiciar ataque alguno. Debían pensar cada pase, cada transición como si se tratara de la última oportunidad disponible. Eso les hacía peligrosos porque su arsenal es bien conocido: pólvora de cañones y metralletas de última clase. De todo, en otras palabras. En el otro bando, el Jaén buscaba desorden, contragolpes y segundas oportunidades para volver a estallar. En una de esas, Antoniazzi apepinó de tal forma la pelota que dejó de llamarse "esférico". Fue lo que necesitaba el cuadro amarillo, a falta de siete minutos, para creer en la victoria, para que el Palacio de Deportes de Cartagena latiera.

Más cuando Luan Muller fue expulsado debido a una acción sobre Míchel. Ahora eran los andaluces los que disfrutaban de dos minutos de superioridad numérica, aunque sin lograr embocar. A poco menos de cinco minutos salió Bruno Gomes con la casaca de guardameta para intentar lograr el empate a la desesperada. El aire era denso y la tensión impregnaba todo. Cada ocasión de los palmesanos ampliaba el espectro de emociones de las aficiones de todos los colores. Finalmente, los jiennenses terminaron sonriendo entre gritos de alegría.
Supone la décima final a nivel nacional de los de la capital del Santo Reino, nadie más al margen del Barça, ElPozo Murcia Costa Cálida y el Movistar Inter en la última década. También será la cuarta en la competición del KO, huelga decir también entre los que más. Su rival, el propio conjunto telefónico, también llega con sed de demostración. Como todas, una final que promete.